Nos habíamos movido por un barrio de Jerez y comenzamos a ver que algunas calles estaban algo dejadas. Tenían edificios viejos y algunas personas con malas pintas. Ahí lo supe. Seguro que por aquí puede haber un abandono. Efectivamente, no tardamos mucho en dar con una valla con las puertas abiertas de par en par, que daba paso a la entrada de los coches y un edificio con cristales rotos y grafitis por todos lados. Un par de sin techo nos saludaron cuando entramos en el recinto y caminamos hacia el pasillo central, que nos dejaba pasar a sus entrañas.
Era una tarde de finales de verano y aquel lugar me fascinó. El silencio era interrumpido continuamente por las numerosas palomas que lo habían llenado todo de excrementos y plumas y el constante pasar de los coches y la gente de la calle que había en su parte frontal.
Su increíble historia
Esta imprenta tuvo sus comienzos en 1907, cuando la familia Salido la fundó, dándole como primer nombre Salido Hermanos, que posteriormente se transformó en Jerez Industrial en el año 1937.
Aunque actualmente, por su aspecto no lo parezca, esta empresa llegó a tener una importancia nacional, contando con trece centros de trabajo y cerca de mil empleados en su momento de mayor esplendor. Estos talleres servían principalmente a las bodegas, produciendo etiquetas, embalajes y material promocional para la industria vitivinícola (en auge en aquellos años). Operaba con un sistema de producción continua 24 horas al día, lo que impulsó a la empresa al éxito.
Lo que yo estaba viendo ahora era un enorme y peligroso laberinto de claros y luces, de bajadas y subidas... muchas de ellas demasiado arriesgadas.
Bonito de cara, pero peligroso
A veces lo que guarda un abandono, más que una aventura es un peligro... Y este los tenía todos. En una de las ocasiones un grupo de chicos nos amenazó con una enorme navaja. La gente que lo rondaba no solía tener las mejores intenciones y, para colmo, solo contaba con dos posibles salidas en todo el recinto. Una en la enorme puerta de la entrada del garaje, al final de la imprenta. Y la otra al principio de esta, en la valla principal. Por tanto, como podréis adivinar, no era fácil escapar rápido de allí si te hacían una encerrona.
Otro de los peligros era el aire del lugar... Uno de los más tóxicos que hemos respirado nunca. Recuerdo como, varias veces, tuve que salir de allí medio asfixiado y con dolor de cabeza y malestar general. A las heces de palomas y sus plumas, se le unía el polvo, el moho negro que se acumulaba en algunos de sus rincones, el material tóxico que estaba desprendiéndose del techo y acumulándose en el suelo, y las aguas pantanosas y estancadas que formaban verdaderas lagunas en el parking subterráneo.
Además de todo eso, uno no puede ignorar el peligro de desprendimiento, las escaleras medio derruidas y sin barandilla, los cristales rotos y escombros del suelo y mil cosas más que podías encontrarte. Y si encima eras de los nuestros, y te metías allí por la noche... El peligro se multiplicaba por mil.
Indiferencia por nuestra historia
Muchas veces no nos damos cuenta de que los edificios viejos son historia pura que agoniza ante la indiferencia actual de la sociedad. No valoramos las cosas que han formado parte de nuestras raíces y es que, este edificio y la empresa propietaria fueron bastante importantes y reconocidos en toda España. Jerez Industrial S.A. llegó a registrar más de una docena de
patentes propias. Gracias a los innovadores y cuidados diseños de José Luis Torres Fernández y Teodoro Miciano, que reforzaron la imagen del vino de Jerez en
los mercados internacionales.
Si tenéis curiosidad, actualmente, hay recopiladas más 3.000 etiquetas antiguas
en el Archivo Municipal de Jerez, gracias a los coleccionistas que las
conservaron. Si se pregunta, seguro que se puede ir a echar un vistazo.
Su inevitable final
Por desgracia el éxito de esta empresa se fue apagando por culpa de la crisis
del sector vitivinícola, que era su principal fuente de trabajo. Lo que llevó a una disminución
de exportaciones a las bodegas ya que había una menor demanda de etiquetas. A lo
que se sumaron los avances en las técnicas de impresión y el diseño gráfico que
dejaron obsoletos muchos de sus métodos y su maquinaria. A parte de que los clientes podían ahorrarse
dinero imprimiendo sus productos en otros países.
Lo que le dio el estacazo final a la imprenta, fue que, durante los años 90, empeoraron los ya existentes conflictos entre la dirección y los trabajadores, relacionados con condiciones laborales, recortes y reestructuraciones. Hubo huelgas, protestas y enfrentamientos que deterioraron aún más la situación interna de la empresa. A causa de estas tensiones la productividad cayó y el negocio empezó a no ser rentable.
Jerez Industrial S.A. cerró sus puertas en 1999, quedando abandonada hasta el día de hoy.
Actualmente, desconozco si sigue abierta. Hace ya bastantes años que cerraron las dos entradas y, como la habíamos visto bastante, decidimos despedirnos de ella y no hemos vuelto a pasar por allí. Aunque sé que, a pesar de que la policía intenta mantenerla cerrada, la gente innova continuamente para poder colarse en su interior, lo que, por desgracia, la está dejando destrozada.
Consejos de seguridad
Si algún día os la encontráis o decidís visitarla (si podéis entrar), posiblemente ya no se parecerá mucho a estas fotos. Habrá envejecido bastante y perdido parte de su encanto... Ahora me la imagino sin ninguna de sus puertas ni cristales, con todo el techo por el suelo y el cielo despejado alumbrando directamente su pasillo central. Las paredes tendrán muchos más agujeros y no quedará un espacio en blanco para pintar ningún nuevo grafiti. Seguramente, algunas escaleras se habrán derrumbado y no se podrá acceder a algunos lugares.
-Histoplasmosis, Criptococosis y Salmonelosis… Y eso está por el aire, cosa que allí no circula mucho.
También el agua estancada es un problema bastante grande en este tipo de sitios, junto con la poca ventilación. Aquí se mezclan los tres…
Justo junto a la zona principal izquierda está el antiguo parking, una zona donde continuamente hay agua estancada y el aire está muy viciado. Esta es la zona de la que os estoy avisando, además es la más oscura. Así que, si podéis resistir vuestra curiosidad, evitad entrar allí o, al menos, hacedlo con el equipo adecuado.
La preciosa Jerez Industrial
Jerez Industrial S.A. tiene varios pisos de altura, un parking, una azotea, oficinas, zona exterior, muchas escaleras y pasillos y habitaciones (algunos escondidos). Está colindando una antigua y pintoresca casa, que fue regalada al comandante Arizón Mejía por Franco. De la cual os hablaré en el siguiente artículo y os la mostraré por dentro.
Un futuro muy cierto
No sé qué planes hay para este edificio en la actualidad, pero casi seguro que es dejarlo tal cual está hasta que se caiga por completo. Las instalaciones no están nada bien conservadas como para gastarse tanto dinero en restaurarlo y darle otro uso. Sobre todo por la inundación constante del suelo.
Pienso que, aunque sea una aventura, siempre hay que entrar en estos sitios con respeto. No solo porque son peligrosos si no porque fueron importantes para muchas personas.
Los lugares abandonados tienen fantasmas... Y no, no me refiero a espíritus de personas fallecidas, me refiero a memorias, a energía emocional que se ha pegado a las paredes. Y donde hay energía hay vida. Por eso, no vayas a destrozarlos, porque estarás matando las memorias que siguen vivas en ellos. Esas personas que los construyeron con cariño y vivieron su vida en ellos.
¡Gracias por pasarte a verme!
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